“Podemos llegar a ser semejantes a Dios”
ROMA – Ayer, 25 de marzo 2019, dos comunidades de la Administración General en Roma –la comunidad de los Hermanos de San Gabriel y la de los Misioneros Montfortianos- así como una comunidad de las Hijas de la Sabiduría de la Via Merulana, continuaban la costumbre de reunirse para celebrar juntos la fiesta titular de la Familia Montfortiana: La Encarnación del Verbo divino; La convivialidad vivida sin la presencia del Hermano John Kallarackal, estaba en la India, y la del Padre Luiz Augusto Stefano, estaba en Nicaragua, se ha desarrollado en la Casa General de los Misioneros Montfortianos.
Delante las reliquias de San Luis María de Montfort y de la Beata María Luisa de Jesús, hemos orado para la gran Familia Montfortiana, incluido todos los Laicos Asociados y los Colaboradores en nuestras obras misioneras.
Antes de ofertorio, hemos renovado nuestra consagración a Jesús por María en el Espíritu Santo. Es muy hermoso porque la consagración encuentra su fundamento bíblico y cristológico, precisamente en este misterio de la Encarnación definida por el Padre de Montfort como “el primer misterio de Jesucristo, el más oculto, el más elevado y menos conocido” (VD 248). En efecto, la consagración es la renovación, es decir la divinización del hombre. Como lo ha revelado con razón San Hilario de Poitiers: “Su humillación es nuestra grandeza, su degradación es nuestro honor; por un lado la Encarnación de Dios y por otra parte nuestro renacimiento en Dios”.
Este misterio que es “un compendio de todos los misterios” (VD 248) subraya también el lugar y el papel de la Virgen María que colabora con el Espíritu Santo en este ‘intercambio maravilloso” entre Dios y el hombre como lo subraya el Padre de Montfort: “EL QUE ES quiso venir a lo que no es y hacer que lo que no es llegue a ser Dios o El que es. Esto lo realizó perfectamente entregándose y sometiéndose incondicionalmente a la joven María, sin dejar de ser en el tiempo El que es en la eternidad. Del mismo modo, nosotros, aunque no seamos nada, podemos por María llegar a ser semejantes a Dios por la gracia y la gloria, entregándonos perfecta y totalmente a Ella, de suerte que, no siendo nada por nosotros mismos, lo seamos todo en Ella, sin temor de engañarnos.” (VD 157)
Una de las principales figuras de esta liturgia es el Ángel Gabriel, que ha especialmente inspirado el nombre de los Hermanos de San Gabriel. El Ángel juega el papel de puente de comunicación entre Dios y la humanidad para la realización del plan de Dios. Eso debe ser también nuestra identidad.
P. Arnold Suhardi, SMM
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