Madagascar llora el fallecimiento de un Misionero valiente
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MADAGASCAR – Tras la muerte del P. Jean JAGU, la vice-provincia de Madagascar quiere agradecer primero a su familia por habernos dado al P. Jean durante estos 57 años de presencia entre nosotros; luego a la provincia de Francia, porque gracias a ella hemos tenido estos misioneros franceses y entre ellos el P. Jean. Todos los cohermanos de Madagascar están de luto tras el anuncio de su fallecimiento, visto el gran trabajo que ha realizado por la entidad y el testimonio de vida que nos ha dado. Su presencia entre nosotros ha sido preciosa por nosotros sobre todo que ha sido un Ray aman-dReny (mayor) por nosotros; por último, a todos los cohermanos malgaches que están en misión en Francia como signo de gratitud hacia la provincia de Francia que el P. Jean ha sido de verdad felicitado.
El Cardenal Désiré TSARAHAZANA presenta su pésame a la familia del P. Jean y a toda la Congregación. El cardenal no ha ocultado su admiración por el misionero y sobre todo su reconocimiento por lo que ha hecho en su Diócesis durante tantos años.
Hemos aprendido con gran tristeza que nuestro cohermanos Jean JAGU había fallecido el 25 de junio de 2021. ¿Pero, quién es?
El Padre Jean, Émile, François, Marie JAGU nació en Prinquiau, Francia, el 2 de febrero de 1934. Pronunció sus primeros votos, el 8 de septiembre de 1956, llegó a Madagascar en 1964 y se dedicó a la misión montfortiana en Vatomandry, Ilaka-Est, Antanambao Manampotsy, Brickaville et Salazamay Toamasina. Para todos los que le conocen, es difícil no calificarle de ser un apóstol incansable según el deseo de San Luis María de Montfort. Lo es de verdad, visto su celo misionero. Lo atestiguan las visitas que efectuaba hasta en las zonas más aisladas de la Diócesis de Toamasina. Que haga bueno, que llueva, nada impidió a este misionero valiente visitar a las comunidades cristianas de su distrito, tanto más cuanto se sabe que la región es de clima tropical húmedo y muy ciclónico.
Incluso a sus 82 años, el sacerdote caminante seguía visitando a los suyos. Por eso son numerosos los y las que ha sido edificado(a)s por su espíritu misionero. Además, al P. Jean JAGU le gustaba hacer reír a los que le rodeaban. Tantos cohermanos que vivieron a su lado dan testimonio del buen ambiente en la comunidad donde estaba. Era también un hombre tanto de paz como de dulzura. Es una figura moral incontestable para los cristianos que trataban con él. No podemos olvidar tampoco su preferencia muy marcada por los pobres. Además, nadie puede negar su gran amor por la Isla. Habiéndose adherido a la cultura malgache, incluso deseaba morir y ser enterrado en Madagascar. Era su deseo profundo.
El año pasado, se fue a Francia para recibir tratamiento, debido a una enfermedad que lo estaba consumiendo. Desgraciadamente, su vuelta a Madagascar se anuló por la pandemia. Falleció en Cholet: Dios lo quiso así. Podemos afirmar sin equivocarnos que un heraldo del Evangelio nos ha dejado. El camino del P. Jean se terminó pero el nuestro sigue tras sus huellas. Qué descanse en Paz.
P. Bruno RANDRIANASOLO KIKY, SMM
Superior de la vice-provincia
y todos los cohermanos de Madagascar
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