Marcada por la Vida de Servicio "diakonia": Ordenación diaconal de Ronald Baruela y Lester Bonete, SMM
CIUDAD DE MAKATI, Filipinas - Al celebrar el domingo de Gaudete y el memorial de Nuestra Señora de Guadalupe, la Delegación Filipina de los Misioneros de Montfort se regocija en acción de gracias a Dios por la Ordenación a la Sagrada Orden de Diáconos del Hno. Ronald B. Baruela y Hno. Lester C. Bonete, SMM, el pasado 12 de diciembre de 2021, en la parroquia de Sta. Teresita a West Rembo, Makati City por el obispo de Cubao, el reverendísimo Honesto Ongtioco, D. D. como el prelado ordenante.
En nuestra Santa Madre Iglesia, un diácono es ordenado para servir como asistente del pastor. Sirve como vínculo vital entre el obispo y el sacerdote en cualquier diócesis. El diácono, elegido y fortalecido por gracia de Dios, sirve también a la comunidad. Primero, con la celebración de la Eucaristía como voluntario. Segundo, a través del anuncio del evangelio, y tercero, a través de esfuerzos caritativos en favor de los fieles de Cristo. Debido a esto, vive su vida de acuerdo con los altos estándares de su posición como diácono. Cuando se trata de los necesitados, también debe ser empático y amoroso.
En su sermón, el obispo Ongtioco, el prelado ordenante, aludió: "Toda vocación es un don del Señor, inmerecido pero dado libremente, recibido indignamente pero otorgado de todo corazón. Este es el don por el que damos gracias al Señor. »
Una vez ordenado diácono es un honor, también conlleva un tremendo deber. Requiere el abandono de toda una vida al servicio desinteresado de Dios y de la humanidad. Como tal, este ministerio se concede sólo a las personas que tienen la intención de comprometer voluntariamente su vida con el fin de cumplir con las tareas de la orden. El prelado ordenante declaró además: "En el desempeño de su misión, el Señor trabajará con usted y a través de usted. Lo importante es arraigar el mensaje en su corazón. Las cosas funcionarán bien. Es el Señor quien llama. Dispuestos a hacer siempre la voluntad de Dios. La apertura y la disponibilidad a la voluntad de Dios son las que dan forma a la vida del futuro sacerdote. »
Además, continuó relacionando la alegría de esperar al Mesías en la alegría misma del servicio humilde. Luego expresó: “Os pido que hagáis siempre visible la característica de Jesús, el casto, el pobre y obediente, una vez para siempre. Con vuestra ordenación al diaconado estáis consagrados al servicio de la comunidad en la caridad y la justicia. Vuestra vida debe estar marcada por el servicio «diakonia». Humilde servidor.”
”Vuestro papel es servir. Servid a los pobres. Servid a los sacerdotes. Servid al obispo y preséntate en el Evangelio. Sed fieles a vuestras promesas. Debéis ser fiel a tus promesas. No son fáciles de guardar pero, con el Señor dando todas sus gracias, podrán cumplir sus promesas." añadido el prelado ordenante. El Obispo Ongtioco continuamente anima a los ordenantes a ser fieles a los votos que profesaron, y luego dijo: "Prometeréis obediencia, estilo de vida sencillo digno de tu vocación. Si podéis vivirlos bien es por gracia de Dios. Permaneced célibes en vuestro ministerio, entended el celibato como un acto de entrega, como un acto de amor al Señor, al pueblo y a su iglesia. El celibato os liberará de las cosas del reino y os hará disponibles para servir al pueblo de Dios con apertura. Continúen alimentando ese fuego y celo en servir al Señor. La obediencia es un evento, no simplemente un concepto. Una cosa es excederse a la idea de lo importante que es enviar. La obediencia a la iglesia es lo que unió los ministerios de diáconos, sacerdotes, obispos y religiosos."
Al final de su sermón, el Obispo Ongtioco declara: "Pondré mis manos sobre vosotros como un signo de su separación y dedicación al servicio de Dios y a los ministerios de la iglesia. Que nuestra Madre María siga manteniéndoos bajo su solicitud materna y os inspire a decir siempre sí a Dios cada día. Sed como vuestro fundador, St. Louis-Marie de Montfort, que estaba disponible y tendía siempre la mano a los pobres. Crean lo que leen, enseñen lo que creen y practiquen lo que enseñan.”
Con corazón agradecido nos regocijamos en el Señor, autor de la vocación, por el don del reverendo Ronald y del reverendo Lester, a nuestra santa madre Iglesia y a los misioneros de Montfort. Oramos fervientemente por fuerza y sabiduría a los diáconos recién ordenados. Que nuestra madre María y san Luis María de Montfort intercedan por ellos en sus respectivos ministerios y en sus actividades diarias.
Lord Ansel Glenn Bongcas, SMM
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