“Elige la Gracia para tener la vida, tú y tu descendencia”

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“Elige la Gracia para tener la vida, tú y tu descendencia”

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Publicado de P. ASEME Muke Louis-Guelord, SMM en África francófona · 24 Noviembre 2021
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KISANGANI, RDC – Durante cuatro días seguidos, es decir, del martes 8 al viernes 11 de junio de 2021, una asamblea general tuvo lugar en Kisangani para los Misioneros Montfortianos de la Compañía de María particularmente por los de la Delegación de África Francófona (Dgaf). Vale precisar por adelantado que hubo, durante estas reuniones, estuvieron presentes dos consejeros generales, particularmente el Padre Wismick, consejero y Vicario General y el padre Félix Mabvuto, consejero General encargado de África y Madagascar. De hecho, se ha tocado muchos puntos durante esta Asamblea entre otros: La economía, la formación inicial y permanente, los proyectos de autofinanciación; para citar solo eso. Precisemos que este artículo quiere ser un compartir de mi resentimiento al salir de dicha Asamblea.
 
Me parece necesario subrayar dos preguntas: ¿Qué podemos retener de esta Asamblea 2021 para la vida de la DGAF? ¿Qué tengo que hacer para elegir, promover y testimoniar de esta vida/gracia en mi congregación? Antes de entrar en lo vivo de este compartir, debemos apropiarnos cada uno estas preguntas; porque el esfuerzo de cada uno es necesario para la construcción de, no solo la Delegación o Entidad, sino la congregación entera. Así para intentar responder a estas preguntas, voy a inspirarme, claro prologando, unas palabras de apertura del padre Félix, quien al principio como al final, ha centrado sus intervenciones en el libro del Deuteronomio 30, 19: “Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia”. Para cernir mejor esta pasaje, lo prolongamos un poquito tomando el versículo que sigue (V. 20) “amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob”.
 
He aquí una bifurcación que necesita tanto para ti y para mí, en resumen, para cada uno de nosotros, hoy como para los cohermanos que vendrán más tarde en la Montfortanía. Solo dos caminos se abren ante Israel como se abre ante cada hombre: uno lleva a la vida, a la gracia y a la felicidad; consiste en amar al Señor, escuchar su voz, adherir a él (V. 20). Este es, por supuesto, el secreto de una vida feliz ya en la tierra. El otro camino, muy atractivo quizás al comienzo, conduce infaliblemente a la muerte y a la desgracia (V. 19). Y la elección nos pertenece.
 
A lo largo de su vida, Montfort ha elegido el camino de la Sabiduría Encarnada. Por eso, no solo ha buscado la divina Sabiduría, sino ha predicado y vivido también en concordancia con esta verdadera Sabidu-ría. Es para decir que, la vida, la gracia, la felicidad dependen forzosamente de ti y de mí, de cada uno de nosotros, montfortianos de ayer, de hoy y de mañana. El resto permanece también verdadero, es decir, la muerte, la maldición depende también de ti y de mí, de cada uno de nosotros.
 
Como lo ha subrayado con excelencia Montfort, “Conformamos, en la Iglesia, una comunidad en la que todos somos hermanos, en la que todos llevamos las cargas unos de otros y todos vivimos la comunión en el mismo carisma. Reunidos en Cristo, no obstante nuestras diferencias de origen, de ambiente, de cultura y de carácter, realizamos mediante la vida fraterna lo que el Reino de Cristo instaura en la tierra: la unión de todos por la fe en Jesucristo” […] (Montfortiano Hoy, N° 72).
 
En efecto, elegir la gracia/vida conduce a la fraternidad auténtica. Nuestro testimonio de vida fraterna es mucho mejor que todos los discursos, homilías y/o pretensiones que podemos hacer. Además, al venir a la Congregación, cada uno de nosotros hemos sentido el mismo deseo, servir a Cristo como montfortiano. El hecho que unos han nacido antes y son sacerdotes antes que otros, es solo un aspecto formal. En el fondo, aspiramos todos a la salvación eterna. Pues nuestras responsabilidades o poderes no deben cegarnos para sacrificar a uno de estos pequeños (cohermanos en acto o en potencia). Nadie es igual en el testimonio fraterno. El primer hermano no es tu hermano biológico, amigo/a o conocidos; es más bien tu cohermano, aquel con quien vives en la comunidad, aquel con quien pasarás toda tu vida. Es efectivamente lo que se evoca en el pasaje de la Súplica ardiente del Padre de Montfort: “Liberos, sacerdotes despegados de todo, sin padres, hermanos y hermanas según la carne…”. (SMM 7)
 
Para cerrar, el pasaje del Evangelio según san Juan nos parece ineludible para todo discípulo de Cristo, y debemos incansablemente prolongar la resonancia. Jn 13, 16 “En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía.” De hecho, “Permanecemos discípulos a lo largo de la vida y nuestra naturaleza es seguir al Maestro, adoptando sus pensamientos, sus sentimientos, sus actitudes, todo. Si dejamos de aprender, dejamos de ser discípulos y pues ya no somos cristianos”. (Cf; Ratio Formacionis II. Página 4) Elegir la vida, la gracia y la bendición quiere decir permanecer discípulo de Cristo; porque hacer de otra manera sería elegir la muerte y la maldición. Todo es gracia.
 
 
P. ASEME Muke Louis-Guelord, SMM










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